Porfiri - fine art

Monday, April 30, 2012

Este 10 de mayo en Espacio Y


La genuina obra del pintor Federico Porfiri presenta una poética muy personal. Su lenguaje plástico ha sido influenciado por fuentes muy diversas tales como: la pintura de Roberto Aizemberg, el dibujo infantil, la tradición constructiva y el arte digital, entre otras.
En su primera muestra individual: “El juego de las tramas”, aborda el género del paisaje desde una vertiente onírica y metafísica que nos invita a reflexionar sobre lo real. Podría decirse que sus paisajes de gran formato prescinden de la figura humana para poblarse de otros elementos que los constituyen: cielos, nubes, mares, árboles, edificios, etc. La condición metafísica de dichas pinturas es exacerbada por su cualidad semi-urbana –ya que se sitúan entre el campo y la ciudad– y también por un tratamiento depurado de la técnica al óleo que es mezclado con trementina y pigmentos minerales.
Desde el punto de vista formal, sus paisajes bidimensionales armonizan la abstracción y la figuración en un todo integrado por la pulcritud del orden geométrico y un dibujo eximio que recortaimpecablemente las figuras del fondo. A su vez, la estructura compositiva se suaviza tanto por el uso de una paleta acotada según la obra que explora los múltiples matices de las gamas, como por el juego persistente y a su vez variado de las tramas.
Asimismo, la pericia creativa del artista abarca distintas instancias: la experimentación, el estudio, la investigación y por supuesto, lo lúdico. Puesto que se permite jugar no sólo con los elementos plásticos (tramas, líneas y proporción aurea) sino que también con los literarios (repetición, metáfora, analogía, emulación, etc.). Y en ese juego, genera también distinta resolución de los componentes de sus obras. Dicha variedad origina una riqueza que finalmente se integra a través de las formas, las tramas o bien por el uso del color.
El título de esta muestra: “El juego de las tramas”, se debe a que, dentro del universo poético de Porfiri, la trama tiene un protagonismo muy notorio. Es un elemento intermedio entre la línea y el plano, que permite componer y construir a este último. Tal es así que nuestro pintor al ejecutar una obra, hace una trama y en la repetición meditativa de sus formas (que pueden ser por ejemplo: círculos, cruces, ondas u otros signos plásticos) la trama le sugiere una figura o un fondo a dibujar. Es decir que en su juego plástico de variedad y repetición, las tramas operan desde el inicio hasta la culminación del proceso creativo en tanto configuradoras del espacio de la obra y de sus elementos. Y almismo tiempo, actúan como signos. Indudablemente las tramas son parte de la identidad y de la singularidad de sus pinturas.
Ahora bien, el juego creativo del artista, ya explicitado, convoca también al espectador. Ciertamente, el autor Hans-Georg Gadamer en su libro: La actualidad de lo bello, propone al juego como un elemento constitutivo del arte que implica una participatio, el espectador está involucrado como un co-jugador activo en el proceso de recepción. Es decir que la interpretación de la obra se le presenta al mismo como desafío, un noble trabajo constructivo y reflexivo de índole espiritual. Precisamente, este tipo de reflexión, más allá del indudable deleite visual, es la que propone Porfiri en sus paisajes oníricos metafísicos.
Por último cabe aclarar el sentido que ostenta la metafísica para nuestro artista. El la sitúa a mitad de camino entre la poesía y la filosofía. Un espacio donde se crea un mundo que no es el real pero que especula espiritualmente sobre lo real. Al igual que en sus paisajes metafísicos, en los cuales las apariencias pueden corresponderse o no con la realidad. Dado que sugerirle distintos climas al espectador no implica dejar de reflexionar sobre nuestro mundo.
María Gabriela Figueroa 
Lic. y Prof. en Artes (U. B. A.)


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